35 MM: El Yaque, pueblo de campeones de Javier Chuecos

El documental registra el ascenso y las malas rachas de un cuarteto de deportistas.

ROBERT ANDRÉS GÓMEZ | EL UNIVERSAL

Domingo 10 de febrero de 2013

Remontando la ola

La promesa de estrenar al menos 25 cintas venezolanas en 2013 va en serio. Tras la llegada de La ley de Pablo de la Barra a las carteleras nacionales, aterriza el documental El Yaque. Pueblo de campeones de Javier Chuecos.

Segundo entre los estrenos de 2013, es también el primer documental que aterriza en cartelera. Un género que va ganando cultores entre los realizadores locales, y también espectadores. Durante 2012, Tiempos de dictadura, de Carlos Oteyza; y El misterio de las lagunas, de Atahualpa Lichy (que aún sigue su itinerancia por las salas nacionales), dieron cuenta del interés del espectador nacional por este género.

El Yaque. Pueblo de campeones es un relato acerca de los logros de cuatro jóvenes windsurfistas, cuyo punto de conexión más allá del deporte que practican, es el pueblo donde han nacido y crecido.

El documental abraza esta historia coral, siguiendo durante cerca de 100 días a José «Gollito» Estredo, Ricardo Campello, Yoli Freites de Brendt y Douglas «Cheo» Díaz a lo largo de diversos campeonatos mundiales de windsurf en España y Alemania. Campeonatos donde logran coronarse como vencedores o bien clasifican en el palmarés. Campeonatos donde despiertan grandes expectativas y también son respaldados por una fanaticada entusiasta.

Ese camino, como viaje en sí mismo, concentra la mayor atención del filme. El Yaque. Pueblo de campeones registra el ascenso y, a ratos, las malas rachas de un cuarteto de deportistas que ha ido y venido casi de incógnito -en Venezuela-, a esas justas mundiales.

Los expertos en el tema celebran el talento que viene de una pequeña localidad en el estado Nueva Esparta. Y los espectadores descubren a estos sencillos héroes deportivos. Frescos, vitales, divertidos y humanos -aún más en sus horas bajas-. Esas que dan cuenta de sus derrotas, pero las más interesantes, esas horas compartidas en el hogar, con los suyos, con su familia.

Si bien esa primera capa es la dueña de casi todo el contenido dramático del documental, queda espacio para bucear un poco más. Las aristas que se desprenden no son desdeñables. Aún más, son reveladoras. A ratos, este cuarteto viaja con el viento a favor, a ratos, quizás los más, con el viento en contra. En esa suerte de anonimato que pareciera no darles el crédito que tienen.

Hay un lado gris en su récord deportivo, que viene dado no por su desempeño, ni por su calidad humano, sino por el respaldo nacional.

El Yaque, como punto de origen, sufre de ese lado gris. Un pueblo que se desdibuja en el documental, pero que también está a la sombra de su espacio político y geográfico.

Como espacio emocional en la vida de estos jóvenes, permanece. Allí están los suyos y también la razón de sus logros.

Sin proponérselo, Chuecos consigue que el documental se convierta en una metáfora del país que bien podría resumirse en ese «Muro de los héroes» deportivos, a punto de ser devorado por los escombros, los desechos y la basura que se amontonan en su base. Twitter: @cinemathon

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